Llevo horas dando vueltas en la cama, después de una larga jornada de descanso y sueño. No poder dormir en este preciso momento me causa estrés y ansiedad.
Y todo porque mi mamá me despertó para que bajara a comer una rebanada de pastel de chocolate. A veces, en días como hoy, caigo en cuenta de lo mal agradecida que soy con la vida o tal vez soy lo suficientemente rebelde como para acatar las normas sociales. En otros tiempos pensarías que simplemente soy así, pero hoy, en lo que a mí concierne, absolutamente todo me es indiferente.
Desperté a las 12 del día después de una horrible pesadilla que considero, marcará mi futuro. Todavía sigo esperando a llegar al tercer piso pasa escribir esa entrada especial sobre los sueños, mismos que desafortunadamente dejaron de ser alucinantes.
No sé si es la vida adulta, si son las drogas o si mi vacío se extiende al mundo onírico...
Y a propósito de la pesadilla, supongo que soy la peor cuidando niños.
Ahora que vuelvo a leer esto, creo que no tiene mucho sentido. LOL